8 de febrero de 2016

La agitación del amamantamiento

Hoy vamos a explorar el lado oscuro de la lactancia, especialmente de la lactancia prolongada, momento en el cuál suele ocurrir este trastorno.



Si preguntamos a las madres con niños más mayores que siguen dando el pecho, por qué lo hacen... seguramente nos dirán que es maravilloso, que es estupendo, que es única la experiencia de sentir esa conexión tan íntima con su bebé... entonces, ¿cómo un acto tan maravilloso puede tener un lado oscuro? Pues lo tiene y se llama agitación del amamantamiento.

Yo no sabía que esto existía y la primera vez que escuché de su existencia fue en un curso básico de asesoramiento en lactancia materna. Cuando vi su nombre pensé que se refería a nervios por terminar de dar el pecho para poder dedicarse a otros quehaceres... nada más lejos de la realidad. Y, al igual que yo, seguro que muchos de vosotros aún no sabéis de que trata esta cosa tan rara. Pues, precisamente por eso, me veo en la obligación de divulgarlo, para que las madres que lo sufren, lo han sufrido en un momento determinado y lo puedan llegar a padecer vean que es algo, no normal, pero desde luego no responsabilidad de ellas. Muchas veces, el simple hecho de conocer que algo que nos pasa tiene nombre y apellidos y que le sucede a más personas nos puede ayudar a sobrellevarlo o incluso a superarlo. Ese es mi deseo, ayudar a aquellas mamás que puedan sentirse mal debido a este problema para que puedan continuar con su lactancia o llevar a cabo un destete respetuoso sin culpa.

Entonces, ¿de qué va esto?


Pues bien... tras hablar con mamás que lo han padecido, leer mucho sobre el tema e incluso llegar a experimentarlo en mi propia piel he de decir que no es nada agradable, todo lo contrario. Se trata de una sensación instintiva, casi animal, que ocurre dentro nuestra, mientras estamos amamantando a nuestro bebé y nos hace experimentar sentimientos negativos para con él y, sobre todo, con el hecho de amamantar. Estos sentimientos vienen seguidos de un sentimiento profundo de culpa al razonar sobre los mismos y no ser capaces de comprender como lo más maravilloso que tenemos en esta vida, nuestro bebé, y un acto que nos encanta compartir con él, amamantarlo, puede hacernos sentir de este modo... pero, vuelvo a repetir, es algo instintivo, irracional e imposible de evitar.

Hay quien lo define como una rechazo visceral hacia el niño mientras éste está mamando. La madre necesita que su bebé sea más independiente, que no demande tanto... a la vez que se siente un auténtico "monstruo" por tener este tipo de pensamientos sobre su hijo, por querer que alguien se lo lleve, que lo quiten de su vista, que deje de mamar de una veeeezzzz...



Otras madres hablan de una sensación de placer sexual durante el amamantamiento que aparece en un momento en el que no deberías sentir ese tipo de emociones. Algo que quieres evitar, rechazar, pero que no puedes. Lo que te obliga a rechinar los dientes y esperar que pase lo antes posible. Algo que no ocurre porque en estos momentos el reloj parece quedarse parado completamente, el tiempo no avanza y tú... te desesperas!!


¿En qué momento aparece?


Lo primero, no os preocupeis porque no le aparece a todo el mundo ni muchísimo menos. Sin embargo, se han detectado ciertos momentos en los que parece más frecuente que ocurran este tipo de sensaciones.


  • Bebés mayores (1, 2 o más años) que continúan lactando: Puede ser verdaderamente extenuante que un niño de esta edad demande pecho de forma continua, sin embargo, ocurre... especialmente durante la crisis de los dos años, momento en el cuál los bebés aumentan su demanda de forma exponencial, hasta un punto realmente desconcertante para las madres. Es lo que se denomina la traca final.
  • Durante el embarazo, cuando estás amamantando al hermanito mayor: El dolor o la molestia que siente la madre embarazada al aumentar la sensibilidad en el pecho y en los pezones puede llevar a ésta a experimentar este tipo de sentimientos. Sin embargo, me gustaría explicar en este punto que la agitación por amamantamiento no hace referencia a un dolor físico (ojalá fuera así de simple!!!).

  • Tras el nacimiento del hermano pequeño: Es un momento difícil donde las hormonas nos juegan malas pasadas, estamos físicamente agotadas del esfuerzo del nacimiento y los siguientes días... tampoco son fáciles. Además, son momentos en los que el hijo mayor también reclama la atención de su madre de la mejor forma en que sabe: mamando. Todos estos factores unidos pueden llevar a la madre a experimentar este tipo de emociones hacia el hermano mayor durante su lactancia.
  • Lactancias muy complicadas: Aquellas lactancias que no terminan de ser todo lo maravillosas que deberían debidas a anquiloglosia, mastitis, grietas... pueden desembocar en este tipo de sentimientos.

¿A qué se debe?


Pues... no está muy claro. Hay varias teorías que hablan de hormonas, de gasto energético... pero, realmente no se sabe a día de hoy.

Quizás, la teoría que más me convence es la que habla de las hormonas (concretamente la oxitocina), hormona que lleva a la madre a volcarse y a proteger a su cría más indefensa en detrimento de las demás que ya son más independientes y menos necesitadas de esta protección.

Esperemos que sigan investigando para darnos una explicación más concreta.



Y yo, ¿qué hago?


Pues bien... lo primero es leer este artículo y darte cuenta que no estás sola. Y, para ello, aquí te dejo un relato que una madre ha querido compartir con nosotras lo que para ella fue este proceso:


"Es una cosa muy mala porque tú quieres mucho a tu hijo y deseas mucho darle el pecho a tu hijo porque es lo mejor que te ha pasado en la vida y tienes muchas ganas de darle el pecho pero hay otra sensación a la vez muy mala como de empujarle, como de rechazo como NO, que a mí no te acerques.
Y luego... te sientes fatal porque luego lloraba y me sentía mala madre y un montón de tonterías pero claro... es que mi cuerpo me estaba diciendo que tenía otro ser dentro y que ya no podía hacer más.
La suerte que yo tuve es que mi hijo, al ser ya más grande, lo entendió perfectamente, yo lo pasé peor que él. Realmente fueron dos días o tres. Yo contaba: Te voy a dar tetilla hasta 20, vale? y después hasta 10 y después hasta 5 hasta que el niño ya dormía perfectamente sin su teti.
Es una sensación muy mala porque son dos sentimientos enfrentados: el amor y el odio, bueno... no es odio, es más bien rechazo porque realmente lo rechazas ya que el niño viene y tú lo rechazas. Luego te sientes fatal pero el primer gesto era: NO!".


Y, a parte de leer, ¿qué hago?


  • Busca a alguien que sepa de qué está hablando: un grupo de apoyo, otra madre que haya pasado por lo mismo, algún psicólogo que entienda de este tipo de temas (aviso, no es muy común en la carrera de psicología que te hablen de este tipo de sentimientos), pero, sobretodo, alguien empático que te escuche y comprenda tus palabras y tus sensaciones para que sea capaz de decirte que es NORMAL que te sientas así y que no eres una mala madre por ello. Como hemos dicho, el comprender lo que te está ocurriendo puede ayudarte a superarlo.
  • Identifica las tomas en las que sucede para tratar de limitarlas o eliminarlas. Aquí puedo contaros mi caso particular... a mí me sucedía cuando dormía a mi hija, la cuál es un hueso durillo de roer. Empezaba a moverse para un lado, para otro, a soltarse, a agarrarse, a darme patadas... y yo no sabía dónde meterme, cómo colocarme en esa mecedora, comodísima hasta el momento en que se convirtió en un auténtico potro de tortura. Pues, qué hice? me fue de allí. Desde entonces, mi niña se duerme en el sillón conmigo mientras que yo estoy tumbada al lado de su padre charlando con él. A mí se me hace más ameno y ella... aunque sigue moviéndose, le cuesta más "desengancharse".
  • Esperar puede ser otra opción. En ocasiones es algo temporal debido a la ovulación, a la regla... y suele desaparecer cuando transcurren dichos periodos.
  • Volver a revisar el enganche: Parece que todo lo solucionamos con eso pero es que es importantísimo. A veces, lo que creemos aprendido se vuelve tan automático que lo obviamos y le quitamos importancia pero... los niños crecen y su forma de mamar cambia. Cuando son más grandes se quedan más con el pezón, aprientan más con los dientes, se colocan en mil y una posturas (hasta llegan a hacer el pino). Por tanto, corregir esta posición puede hacer que disminuya esta sensación de rechazo al disminuir el roce.
  • Hablar con el niño: Pues sí, ya son niños más mayores y pueden comprender que mamá no se siente bien, además, son la otra parte involucrada y tienen derecho a saber qué pasa con su teti. Podemos explicarles lo que pasa, lo que sentimos y hacerles entender que lo que nos pasa no tiene nada que ver con no querer estar con él. Quizás esto haga que mame en menos rato o se duerman abrazados a papá.
  • Y, aunque no me guste decirlo, puede ser que la mejor solución para ambos, si todo lo demás falla, sea el destete. La lactancia ha de durar hasta que la madre y el bebé lo deseen (AMBOS), por tanto, si para uno de ellos deja de ser algo placentero y se convierte en un auténtico martirio, quizás haya llegado el momento del destete. En este caso, os aconsejo un destete respetuoso para ambos.
Y, si queréis saber más sobre el tema, aquí os dejo algunas páginas que os pueden venir bien: Bebés y másMaternidad continuum, El Bebé, Espacio Lactancia, La Leche League.


Eva María Sánchez Poyato
Secretaria de la Asociación Lactancia Priego Mejor Mamar

4 comentarios:

  1. Gracias Eva por tu ayuda.
    Yo también la he sentido aunque afortunadamente ya habia leído sobre ella.
    Para mi es algo más físico, supongo que por la anquiloglosia mi niña, ella siempre ha sellado con la encia y ahora con los dientes, roza y me hace ampollas.
    Es un dolor de tipo nervioso y desesperante que te pone todo el cuerpo en tensión. Si a eso le sumas todo lo que has contado sobre patadas, pellizcos, cambios continuos de teta y no querer dormir(el mundo es muy divertido para perdérselo), se conconvierte en una tortura.
    Yo intento leer con el movil o ver algo para distraerme y que pase pronto. Por suerte no he llegado a pensar aun en destetar.
    Animo a todas las mamis. Y no os sintais raras ni malas si os pasa. Somos supermamas pero también humanas y esto es una parte más de nosotras mismas.
    No sabriamos que es la luz si no existieran las sombras. ;-)
    Gracias de nuevo Eva

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  2. Gracias Eva por tu ayuda.
    Yo también la he sentido aunque afortunadamente ya habia leído sobre ella.
    Para mi es algo más físico, supongo que por la anquiloglosia mi niña, ella siempre ha sellado con la encia y ahora con los dientes, roza y me hace ampollas.
    Es un dolor de tipo nervioso y desesperante que te pone todo el cuerpo en tensión. Si a eso le sumas todo lo que has contado sobre patadas, pellizcos, cambios continuos de teta y no querer dormir(el mundo es muy divertido para perdérselo), se conconvierte en una tortura.
    Yo intento leer con el movil o ver algo para distraerme y que pase pronto. Por suerte no he llegado a pensar aun en destetar.
    Animo a todas las mamis. Y no os sintais raras ni malas si os pasa. Somos supermamas pero también humanas y esto es una parte más de nosotras mismas.
    No sabriamos que es la luz si no existieran las sombras. ;-)
    Gracias de nuevo Eva

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  3. Muy interesante. Es buenísimo saber que es algo que sucede. Para el futuro. Salud.

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  4. Muy interesante. Es buenísimo saber que es algo que sucede. Para el futuro. Salud.

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